Los baños públicos son una cosa que me ha apasionado desde que estuve en los sento y onsen en Japón. Creo que poder compartir baño rodeado de gente extranjera, a miles de kilómetros de casa, es una gran experiencia y una muy buena inmersión cultural. En los baños públicos, salvo que sean hechos para turistas, siempre encontrarás un 99% de gente local que va allí de forma cotidiana y rutinaria, siendo para ellos una costumbre que repiten usualmente.

Siempre que viajo a un país nuevo intento buscar si existe algún tipo de baño público en el que poder meterme. En Japón fue increíble, ya que fui unas cuantas veces y la experiencia fue la mejor que pude tener. Los sentos, los onsen, son sitios en los que puedes conectar con la gente local. Otra de las experiencias que tuve en este terreno fue en Corea del Sur, en uno de los baños típicos de allí, los jimjilbang, concretamente en el Dragon Hill, un sitio que es súper loco, ya que tiene piscinas, restaurantes, salas de juegos, saunas, etc.

Aquí en Kirguistán no podía saltarme la tradición que he adoptado desde el año pasado de ir a baños públicos. Estuve leyendo un poco y descubrí que aquí han adoptado los banya rusos. Banya significa baño, y en esta zona se entiende como un lugar público con saunas, sitios de masajes, duchas e incluso piscinas de agua fría, en los que los locales pagan una pequeña tasa y vienen a bañarse durante una o varias horas. En Osh busqué alguno en el que ir, pero lamentablemente cuando fui estaba cerrado, así que opté por ir a uno de los más conocidos de Kirguistán, el Zhyrgal banya, en Bishkek, una vez había vuelto a la capital kirguisa después de mi estancia de ocho días en Osh. Ayer pues, por la tarde, un viajero zaragozano que conocí en Osh, y yo, fuimos al Zhyrgal Banya a ver con qué nos encontrábamos. Os explicaré en qué partes está dividido el banya que visitamos.

Entrada del Zhyrgal banya

 

CONSEJOS PRÁCTICOS

El Zhyrgal banya se encuentra a unas diez calles al este de la plaza Ala-TooBishkek es una ciudad grande así que si tenéis el hostal en la parte oeste, es decir, en la zona del Bazar de Osh o la estación de autobuses oeste, tendréis que andar durante media hora, a no ser que encontréis alguna marshrutka, que es lo más probable. Yo me dejé de líos y opté por ir andando, así pude también descubrir un poco las calles de Bishkek.

Llevad lo que os llevaríais cuando vais a un gimnasio, es decir: jabón, toalla, unas chanclas (aunque allí las prestan gratuitamente), ropa de recambio, etc.

Si tenéis la presión alta, cuidado con la sauna, porque es una de las más fuertes que he probado.

Sed abiertos y sonreíd, para muchos de los presentes va a ser extraño ver a extranjeros en un banya, así que os mirarán bastante. Eso no quiere decir que sea con mala cara, sino todo lo contrario, os van a intentar ayudar en lo que no sepáis aunque no sepan hablar inglés.

ENTRADA

Nada más llegar os encontraréis con un hall bastante grande. A la izquierda, nada más entrar, veréis una tienda en la que comprar jabones, champús, esponjas, ramas, etc. Al frente vuestro veréis la recepción, indicada en cirílico como ”KACCA”. Allí veréis un cartel en cirílico con diferentes precios y tipos de banya. Gracias a poder leer el cirílico (cosa muy útil en Asia Central), pude descifrar más de la mitad del cartel y saber que hay diferentes tipos de baño. En el primer piso estaría el baño más sencillo, el más estándar, que cuesta unos 300 som (3 euros y pico), y que incluye todo lo que os voy a contar a continuación. También vi que se podía pagar algo más por un masaje y que si pagabas 600 som tenías acceso a el banya VIP, es decir, un banya con hammam, baño turco, sauna finlandesa, banya ruso, y algunas cosas más que yo no recuerdo. Nosotros nos dejamos de líos y como que tampoco vamos muy sobrados de dinero optamos por el primero de todos y el más sencillo, el banya de 300 som: el ruso. Pagas el precio en la entrada y te dan un ticket, una llave para tu taquilla y una especie de mantel pequeño para ponerte en la cintura una vez estés en el banya.

El ticket, las llaves y los mantelitos de tela

VESTUARIO

Una vez compras la entrada te diriges hasta el vestuario que te corresponde. Derecha mujeres e izquierda hombres. Si vais con personas del sexo distinto despedíos, ya que hasta que salgáis no os volveréis a ver. En los banya se separa por sexos, como en la mayoría de baños que conozco. Yo me dirigí, por supuesto, al de hombres, que tiene una cortina azul de delfines en la entrada, un poquillo cutre. Dentro del vestuario (curiosamente), me recibió una mujer en una pequeña mesa, y me recogió el ticket. Si no habéis ido a los sento japoneses igual se os hace un poco raro ver como las mujeres que trabajan allí campan a sus anchas por el vestuario masculino. En los sento japoneses, es normal encontrar mujeres que trabajan en mantenimiento y entran a los vestuarios masculinos. A la inversa creo que no ocurre, es decir, en los vestuarios femeninos sólo hay presencia femenina. Después de darle el ticket nos dirigimos hacia nuestras taquillas, la 81 y 82, respectivamente. Es un vestuario que me recordó a los de los sento, con taquillas de madera y llaves rectangulares de hierro, las cuales te puedes llevar para dentro del baño atadas a la muñeca con una goma que llevan puesta. En el vestuario nos desvestimos y nos quedamos, después de ver cómo iba la gente, sólamente con el mantelito que nos habían dado. La gente va o desnuda o con el mantelito puesto. Fuimos a investigar un poco el vestuario y vimos diferentes puertas: una que daba a un pequeño bar, otra que daba a la sala de masajes, otra a la peluquería y finalmente otra que daba al banya ruso. Una vez cambiados nos fuimos hacia el banya ruso. 

EL BANYA RUSO

Cuando entramos nos quedamos un poco perplejos, claro que no sabíamos qué nos íbamos a encontrar. En Japón yo más o menos sabía que era lo que había detrás de la salida de los vestuarios, pero aquí era distinto. Lo que vimos nos sorprendió. Desde el vestuario entramos a una especie de sala que es como la principal. En esta sala se encuentran varias mesas con cubos de agua y grifos para poder mojarte. Además, hay algunas duchas e incluso una pequeña sala en la que los presentes se dan masajes, sin ningún profesional, es decir, entre ellos. Hay también una especie de barril de vino en forma de bañera con un agua muy fría. Esto sería lo que se encuentra en la sala principal, en la que había unas 20 personas. Después, desde esta sala, se puede acceder a otras estancias, las dos saunas y la sala de la piscina. Las dos saunas eran realmente curiosas. Una era más de madera y la otra parecía un horno de pan, merece la pena verla, ya que es bastante antigua. La sala de la piscina consiste en un pequeño túnel que te lleva a una especie de iglú, bastante grande, que tiene una piscina en medio, de agua fría. Las paredes están decoradas con mosaicos de delfines. La piscina mide unos 10 metros de diámetro. 

Foto de la piscina que he encontrado en Internet, ya que obviamente no me iba a poner hacer fotos con gente desnuda a mi alrededor

La piscina vista desde el exterior

CURIOSIDADES Y HÁBITOS QUE ME LLAMARON LA ATENCIÓN

En esta clase de baños públicos suele haber un protocolo que los locales suelen respetar, es decir, qué orden seguir, como ir vestidos, como actuar con los otros presentes, etc.

Como he dicho antes, la desnudez es lo que veréis en estos baños. Si os da cosa estar desnudos delante de otras personas, tendréis que ir todo el rato tapados con el mantelito que os dan en la entrada. Sin embargo es mejor ir desnudo porque tanto en la sauna como en la piscina tirarse con un mantelito no es algo muy adecuado.

Si lleváis el mantelito mojado, deberéis escurrirlo antes de entrar a las saunas.

Es recomendable que, antes de sentaros en los bancos de las saunas, cojáis una de las tablas de madera que hay dispersadas por la sala principal del banya. Esto es básicamente para evitar quemarse el culo.

Vimos también que los locales usaban unas ramas llamadas venik con las cuales se golpeaban la piel. Se dice que es para mejorar la circulación. Me llamó la atención el hecho de que algunos las ponían en remojo con agua caliente antes de usarlas. Estas ramas consisten en hojas de abedul pero también pueden ser de eucalipto u de otras plantas, dependiendo de la zona.

También usaban una especie de sombreros que, según he leído, sirven para proteger la cabeza de las altas temperaturas de la sauna. Eran sombreros muy curiosos, uno incluso parecía un sombrero de waterpolo pero casero.

Los venik que vendían en la entrada

MI VALORACIÓN

Fue una experiencia realmente impactante pero muy enriquecedora. El hecho de meterse en un lugar en el que estás rodeado de gente local no tiene precio. Algunos querían hablar contigo y preguntarte de dónde eras, mientras que incluso un abuelo me intentó explicar como funcionaba todo el baño. Me gustó realmente mucho.

La sauna pero, era muy caliente a mi parecer. Los locales, sin embargo, estaban allí tan panchos, como si nada. Luego se tiraban cubos de agua congelada y seguían tan tranquilos. También se metían en la piscina de agua fría e incluso se ponían a nadar. Yo me tiré unas cuantas veces y al segundo de estar en el agua tuve que salir rápidamente porque el shock de frío que sientes es muy fuerte. Todo es cuestión de práctica y de visitar los baños rutinariamente.