En este post voy a hablar de la capital de Armenia: Ereván, una ciudad que tenía muchas ganas de visitar y que me ha despertado varias sensaciones, sobre todo después de haber visitado Tbilisi, la capital georgiana, que está relativamente cerca de la capital armenia. Las comparaciones son odiosas, sí, pero después de ver cómo Georgia reniega de lo ruso, miro a Ereván con unos ojos distintos, como una ciudad que sigue estructurándose a partir de una forma de vivir más rusificada, a pesar de tener un carácter más propio de lugares menos fríos. Asimismo, esto me ha despertado otra vez el debate entre occidentalización o inmovilismo, una cuestión a la que dudo pueda llegar a dar una respuesta.
Ereván no es mi ciudad favorita, pero es una ciudad sinigual, con muchas peculiaridades y una situación única, tanto geográfica como política. Es sin duda una ciudad que hay que visitar para entender muchas cosas. Me queda pendiente, por su puesto, recorrer Armenia de una forma mucho más profunda, hablar más con sus habitantes y poder llegar entender más de cerca una de las sociedades más antiguas y maltratadas a lo largo de la historia.
En este capítulo de las 33 de Dídac intentaré como siempre aportar mi perspectiva, una mirada desde lo cotidiano, desde las cosas que hacen de esta ciudad el lugar que es, intentando que los que estáis en casa podáis construiros una imagen de Ereván a través de mi experiencia. No es para nada un artículo enfocado a a un punto de vista turístico, como ninguno de los que escribo en esta sección. Es un artículo para las personas que realmente exprimen las ciudades más allá de sus superficialidades.
1. Estación de tren de Ereván.
Ereván no se puede concebir sin su arquitectura soviética. Resulta curioso como algunas simbologías soviéticas siguen manteniéndose a pesar de que la caída de la URSS está a punto de cumplir treinta años. El emblema de la RSS de Armenia sigue presente en la punta más alta de la estación, mientras que el alfabeto cirílico se sitúa en prioridad ante el armenio, en una sociedad que escribe de izquierda a derecha.
2. Fraternidad con Rusia.
La influencia soviética parece haberse sustituido por la abundancia de símbolos rusos (banderas, alfabeto cirílico…). Si uno mira la situación política de Armenia lo entenderá mejor. Armenia está rodeada por Turquía y Azerbaiyán, sus dos archienemigos por excelencia. Rusia ejerce de ”oso protector” y brinda toda la ayuda militar que necesita Armenia para no caer derrotada ante estas dos potencias regionales.
3. Dormir con un ojo cerrado y otro abierto.
La existencia de un conflicto actual en la zona de Artsakh (Nagorno-Karabakh) con Azerbaiyán, convierte a Armenia en una región activamente militar, llena de símbolos apelando al nacionalismo y a la veneración de los militares / iconos nacionales. Las carreteras son un buen lugar para situar estos carteles propagandísticos, en los que a parte de militares también es usual ver a poetas, escritores o historiadores. El país es completamente seguro a pesar del conflicto que existe.
4. Jugando con Artsakh
En un supermercado de Ereván tuve el placer de encontrar un juego de geografía en el que el mapa de Armenia resultaba algo curioso, puesto que, según Google Maps, la parte del sureste (Artsakh), pertenece a Azerbaiyán. De facto es parte de Armenia, y así se encargan de reflejarlo para que aprendan desde bien pequeños a contradecir a la comunidad internacional en ese sentido. La realidad es que Artsakh es étnicamente armenia. Al fin y al cabo cada país edita los mapas a su antojo, sino fijaos en un mapa hecho en Azerbaiyán (mirad Artsakh), Turquía (mirad Chipre) o bien China (mirad Taiwán), entre otros.
5. Artsakh no se olvida en Ereván
Insistiendo en la temática de Artsakh. El protoestado armenio, a pesar de estar a seis horas de carreteras infumables de Ereván, está presente en el día a día armenio. Artsakh es un símbolo de lucha y resistencia para un pueblo pequeño que ha sido tantas veces vilipendiado por sus vecinos. Esta pequeñita bandera de Artsakh la encontré en el Sleep Studio Hostel, un hostel cápsula en el que me alojé en Ereván.
6. El alfabeto armenio: testimonio milenario
Mucho estoy hablando de la influencia rusa en Armenia, como si fuera un país sin identidad propia. No quiero para nada transmitir algo que no es. Armenia es una de las naciones más antiguas del mundo y cuenta con uno de los alfabetos más curiosos e únicos del panorama lingüístico mundial, íntegramente utilizado en la misma Armenia. Su singularidad me recuerda a la del alfabeto georgiano, también usado solamente en un solo país. El alfabeto armenio dispone de 39 caracteres.
7. Catedral de San Gregorio el Iluminador
Armenia es también única por la arquitectura de sus iglesias, ligadas a la Iglesia Apostólica Armenia, de las más antiguas del mundo cristiano. A modo de curiosidad, Armenia fue el primer país del mundo que adoptó el cristianismo como religión. El factor religioso explica en gran parte la situación geopolítica de Armenia, aliada con un país cristiano-ortodoxo como Rusia y enemistado con dos naciones islámicas (Turquía y Azerbaiyán).
8. Prohibido olvidar
Armenia tiene una de las diásporas más grandes del mundo en términos de porcentaje. En el país hay 3.000.000 de habitantes, mientras que fuera de este, la suma supera los 7.000.000. Todo esto se debe al Genocidio Armenio. El Imperio Otomano (Turquía) se encargó de realizar en Armenia una de las limpiezas étnicas más grandes de la historia, que aún hoy en día no es reconocida por muchos países. Muchos armenios huyeron del país, a lugares como por ejemplo Estados Unidos (En Los Ángeles hay un distrito llamado Little Armenia). En Barcelona también tenemos una gran comunidad armenia. El graffiti de la foto es posiblemente producto de la riqueza linguística que aporta la emigración.
9. La Mezquita Azul de los armenios
En Armenia, hoy en día, solamente podemos encontrar una mezquita: la Mezquita Azul. Su arquitectura nos recuerda a una mezquita iraní, como cualquiera de Teherán o Isfahán. Es efectivamente una mezquita que se deriva del período que pasaron los persas en territorio armenio, ya hace más de dos siglos. Esta preciosa mezquita está activa y es frecuentada por iraníes chiitas residentes en Ereván. Durante la época soviética fue usada como museo. En la entrada se pueden encontrar varios carteles informativos en persa (idioma oficial de Irán).
10. Ereván, la ciudad rosa
Es quizás algo ambicioso etiquetar a Ereván como una ciudad donde prima el color rosa, pero esta denominación tiene un origen. Cuando se reedificó la ciudad, en los inicios soviéticos (1920’s), se empleó una piedra rosada de origen volcánico que abunda en las canteras de la zona. Si os fijáis bien, los edificios socialist-styled de Ereván suelen tener una tonalidad rosada que debe su origen a esta roca. Depende de como incida el Sol sobre los edificios puede hacerlos lucir hasta bonitos.
11. Ereván se pone nostálgica
Quizás sea una cosa mía, pero una ciudad ex-soviética por la noche me desprende un aura de nostalgia que pocos otros lugares son capaces de traerme. Los suburbios de Ereván por la noche son como viajar 30 años en el tiempo. Las calles están apenas iluminadas por estos faroles anaranjados que de bien seguro datan de la época soviética, en la que se usaba otro tipo de electricidad. La figura en el horizonte oscuro de alguna abuela, que vuelve a casa de hacer la compra, es la poca vida que uno se encuentra una vez caída la fría noche invernal. Fijaos en la cruz que hay arriba. Dudo que estuviera bajo el secularismo soviético.
12. Naranja con azul
Esta fotografía va ligada a la de antes. Para que veáis lo discretas y humildes que son las calles en un suburbio erevaní cuando cae la noche. Me gusta como la carretera absorbe el naranja del farol.
13. El gas no se esconde
Para que veáis cómo una planificación soviética puede marcar una ciudad durante tanto tiempo. Tal y como pude ver en Osh, Kirguistán, la canalización del gas en Armenia se realiza de forma exterior, generando un sistema de tubos en forma de puente que raramente veremos en una ciudad occidental. Estos contadores amarillos están por toda la ciudad y los administra Gazprom, una de las empresas más poderosas del Gobierno Ruso.
14. La tradición de transformar tu portal en arte
No me preguntéis por qué, pero los erevaníes tienen una curiosa tendencia que se basa en pintar las galerías que dan a la entrada de los edificios. Es un tipo de belleza artística que está muy escondida y que, lastimosamente, está como condenada a la oscuridad de estos portales. Tengo la teoría de que sirve como algo pedagógico para con los niños pequeños. Seguro que es algo que se transmite entre generaciones recientes.
15. El mercado Gum
El mercado Gum es lo que más se asemeja al mercado central típico de las ciudades del este. No es tan intenso como otros que me he encontrado (Tbilisi, Minsk, Chisinau…). Es ciertamente discreto aunque puedes encontrar cosas muy interesantes, como por ejemplo un hombre que vendía conejos gigantescos por 40 euros o una piscina llena de peces. En la foto podéis ver el momento justo en el que me encontré con un paisano catalán en el mercado, mientras fotografiaba el área en la que preparan el lavash (pan armenio).
16. ¡Que no falten las especias!
Cuando miramos al este ex-soviético no solemos incluir la concepción ”especia” en el starter pack. Países como por ejemplo Armenia son grandes aficionados a las especias. En el mercado Gum las hay. Sin nada que envidiar al bazar de las especias de Estambul. Como podéis ver el mercado se ilumina a partir de los gigantescos ventanales que tiene y no con luz artificial (cuando se hace oscuro sí). Esto no es más que otro símbolo de austeridad en un país que se guía tanto por ella.
17. Las gradas del Hrazdan
Con una capacidad de 54.000 espectadores, el estadio Hrazdan es el complejo deportivo más grande de Armenia. En él se juegan partidos de fútbol esporádicamente. Era uno de los estadios más grandes de la URSS y en él llegó a jugar el combinado nacional soviético. Estaba andando tan tranquilo y de golpe me topé con tal gigante. El color de las gradas me gusta mucho.
18. El ”poco profundo” metro de Ereván
El metro de Ereván desprende las mismas sensaciones que cualquier otro metro de la antigua URSS (Almaty, Moscú, Minsk, Tbilisi…). Escaleras mecánicas relativamente largas, uso de tokens como billete, precio irrisorio (100 AMD – 0’20 €), contador numérico al final del andén… No obstante, es de los menos profundos de la antigua URSS, con alguna estación a nivel de calle (Sasuntsi David).
19. ”Se buscan”
En el metro de Ereván es común ver este tipo de reportajes fotográficos sobre los criminales más buscados. Me recuerda a cuando era pequeño e iba a hacerme el pasaporte en la comisaría de la Policía Nacional de Barcelona, allí estaban todos los etarras y cualquier criminal del que se precisara su búsqueda en un cartel idéntico. Llama la atención la falta de mujeres. Es lo normal en una sociedad tan patriarcal donde el hombre es el animal público.
20. El metro es siempre un buen lugar para potenciar el nacionalismo
Soy una persona que se fija tanto en las banderas que acaba viendo nacionalismo en todas partes. Realmente no me imagino esta misma situación en el metro de Madrid o Barcelona con la bandera española a tal ondeada. No lo sé pero estoy seguro que la llave hace referencia a algún patrimonio histórico de Armenia.
PD: En el invierno armenio es siempre un placer entrar en el metro para calentarse.
21. Normalizando la nieve
Fuimos a Armenia en febrero. Realmente no es un buen momento para ir si sois unos frioleros, puesto que hay bastante nieve y el frío es considerable. Por la mañana se llegan a los -10º C. Más de un buen golpe me pegué haciendo el imbécil con la nieve. Suerte tenía de la bufanda del Barça, porque como es usual, fui poco preparado aún a sabiendas de lo que me encontraría.
22. Amarillo acaparazonado
Me encantan estos autobuses. La parte baja con esos ruedones y esas manchas sólo tiene una explicación: las carreteras de Armenia. Uno de mis recuerdos de la marshrutka-taxificada que nos llevó a Tbilisi (éramos cuatro personas) fue ver la carretera completamente blanca, a merced de los resbalones de los coches. Las carreteras dejan mucho que desear. La red de transporte público por carretera en Ereván se basa en las marshrutka, los trolebuses y algún que otro autobús urbano. Ah, y los taxis, pero qué palo me dan.
23. Siempre a tu lado, Lada
Ereván es sinceramente el lugar en el que me he topado con más cantidad de Lada, y eso que he estado en la capital de la memoria soviética: Tiraspol. No me esperaba que hubiera tantos Lada. Mi sueño es comprarme uno de estos por cuatro billetes y aventurarme en el tráfico erevaní mientras escucho música folk armenia.
24. Rectitud urbanística
Desde el denominado Complejo de la Cascada, un sistema de escaleras gigantesco, se puede ver la ciudad de Ereván. Desgraciadamente, no se podía ver el precioso monte Ararat por culpa de las nubes. Es sin duda la espinita que tengo más clavada de mi visita a Ereván. Lo pude ver mietras aterrizábamos y cuando volvía al aeropuerto para volar a Milán de vuelta, pero no pausadamente. El edificio que se ve en la foto es la Ópera de Ereván.
25. Carteles ofreciendo transporte diario a Rusia
El cartel azul oferta la ruta Pyatigorsk – Mineralny Bady – Tijoretsk – Rostov – Moscú, un pedazo de odisea a través de la Madre Rusia, hacia su relativamente sofisticada capital. Sin duda son trayectos que para nada se realizan a modo vacacional, sino con la finalidad de encontrar trabajo. Las vacaciones en países como Armenia suelen ser más de carácter nacional y familiar. La cultura del viaje individual vacacional/aventurero suele ser algo más propio de las sociedades occidentales individualistas.
26. Barrio de Kond, reducto de lo de antaño
En las ciudades ex-soviéticas es muy difícil encontrar lo que nosotros etiquetamos como ”barrio viejo”. Los soviéticos se encargaron de limpiar las ciudades de toda influencia derivada de otras épocas y planificarla de nuevo basándose en su cosmovisión de ciudad. El barrio de Kond es de los pocos lugares de Ereván que no fue modificado, o al menos planificado de forma soviética. Es un lugar interesante, con callejuelas que contrastan con la rectitud del resto de la ciudad.
27. El animal doméstico, aún en expansión
Hablaba hace dos fotos del individualismo de Occidente. En países como Armenia, la cultura del animal doméstico aún no está extendida, no al menos del mismo modo que en Europa-Norteamérica. En las ciudades es poco común que alguien tenga un animal doméstico (suelen ser gatos sobre todo). Los animales domésticos suelen ser más comunes en los contextos rurales. En Ereván, salvo que no sea esporádicamente una persona joven, no verás a gente paseando a perros. Para nada es común ver a una abuela paseando a un perro, por poner un ejemplo, para no decir que es casi imposible. Los perros de Ereván suelen ser animales callejeros.
28. ¡Vendo nación! Ah, y también algo de comida
¿Curioso cartel no? En Estados Unidos o Reino Unido de bien seguro que el espacio que ha utilizado el honorable dueño de este establecimiento (siendo Armenia seguro que no es una mujer, no nos engañemos) sería utilizado para promocionar el producto, en lugar de promocionar el orgullo nacional. Me encanta ir por la calle y encontrarme símbolos políticos en un lugar en el que no los espero. A la derecha, la Plaza de la República (llena a rebosar), y a la izquierda, el Monte Ararat, la joya robada por Turquía, junto con algunas fotos de presumibles mártires / héroes nacionales. El de la foto es Nikol Pashinyan, presidente de Armenia.
29. Vardan Mamikonyan, militar y mártir
En la parte sur del centro de Ereván encontramos la estatua de Vardan Mamikonian, un militar armenio y un santo de la Iglesia Armenia del siglo V. No soy muy fanático de este tipo de estatuas que evocan a tiempos tan lejanos, pero puedo entender que a modo de orgullo nacional es siempre bonito recordar a mártires de épocas tan lejanas. Testimonio de la longevidad de la nación armenia. Justo al lado de esta estatua está el Vernissage, una especie de mercadillo de antigüedades, souvenirs y sobre todo cuadros del Monte Ararat. Recomendable aunque me hubiera gustado encontrar más memorabilia soviética.
30. Ereván es esto
Si debiese escojer una foto para definir a Ereván yo creo que optaría por esta. Ereván son bloques de pisos y coches de épocas pasadas. Si no os gusta este tipo de paisaje no os recomiendo la visita, la verdad. Cuando uno viaja al este se encuentra con este paisaje, y hay que intentar valorarlo desde otra perspectiva. La vida real es esto. Eso sí, vivir en Ereván la verdad es que no podría. Es una ciudad demasiado gris y el frío invierno no contribuye precisamente a su habitabilidad.
31. Grandiosidad soviética
El interior de la estación de tren de Ereván es una maravilla. Está prácticamente vacía puesto que el transporte ferroviario en Armenia no es que sea muy grande. Si queréis ir a Tbilisi desde Ereván coged el tren, sin duda una experiencia inolvidable. Nosotros lo cogimos a la vuelta. Recordad, siempre fieles al platzkart, la tercera clase.
32. La Unión Armenia de Deportes
En la conjunción entre las calles Grigor Lusarovich y Agatangeghos hay un complejo deportivo muy especial. El logotipo de la puerta pertenece al difunto Spartak Yerevan FC, a quien pertenecían estas instalaciones. Hoy en día constituye un complejo deportivo donde se realizan todo tipo de actividades. Nos colamos en su interior para ver el campo de fútbol y pudimos ver mucha simbología soviética, como por ejemplo un mosaico gigantesco o una hoz y martillo, entre otros. Nos chutaron de ahí alegando que era propiedad privada.
33. El mayor de los símbolos
El Monte Ararat era parte de Armenia hasta que los turcos decidieron limpiar la zona de armenios. Hoy en día esta gigantesta montaña de más de 5.000 metros de altura es parte de Turquía. Se cree que el arca de Noé atrancó en el mismísimo Monte Ararat. El Ararat es sin duda el símbolo más importante de los armenios. Lo verás en todos sitios. Lamento mucho la calidad de la foto pero es el único momento de Sol que he tenido para fotografiarlo, justamente cuando íbamos hacia el aeropuerto de Zvarnots para volar a Bérgamo de vuelta.
¡Gracias por leerme! Nos vemos en el próximo artículo 🙂