¡Hola a todos! Últimamente tengo mucho tiempo para escribir así que os traigo todo lo que puedo sobre viajes que he hecho estos últimos meses. Hoy os voy a hablar, en un post más ilustrativo, del Dezerter Bazaar de Tbilisi: mi lugar favorito en la capital georgiana.
Antes de comenzar con las fotos, os dejo con algunos aspectos interesantes a saber sobre el mercado, para que vayáis entendiendo un poco de qué va la cosa.
5 COSAS SOBRE EL DEZERTER BAZAAR
– Es uno de los mercados más grandes de Tbilisi.
– Su nombre se origina a partir de los soldados desertores, que, en los años veinte, vendían las armas que ya no iban a usar, en el mismo lugar en el que hoy en día encontramos el mercado.
– Dispone de partes cubiertas (descarga de camiones, venta de carne…) y descubiertas (venta de frutas, verduras, especias, quesos…)
– Está cerca de la Estación Central de Tbilisi, casi colindando con el Mercado de la Plaza de la Estación, en el que podemos encontrar ropa y otros utensilios en lugar de comestibles, por lo que este último es más tipo mercadillo. Dale aquí y verás la ubicación.
– Es un mercado agrícola, en el que se venden muchos productos que provienen de granjas o bien cultivos privados.
EL DEZERTER BAZAAR EN 22 INSTANTÁNEAS
1. Atentos vendedores.
Siempre que visito algún mercado en el que la afluencia de turistas es nula, me siento bastante observado, especialmente por los vendedores. ¿Te deben ver como alguien que rompe con la rutina diaria o como a un cliente más al que vender su género?
2. El interior del mercado.
La parte interior está bastante bien organizada. Esperaba una mayor densidad de puestos de venta cárnica, pero igualmente me acabó sorprendiendo. Cada mercado es un mundo, vayáis donde vayáis, por lo que es difícil que siempre sigan los mismos patrones, aunque debo decir que los mercados de ciudades ex-soviéticas suelen tener bastantes similitudes.
3. Densidad de detalles.
Generalmente, cuando visito lugares como estos, tan auténticos, tan cotidianos, me suelo sentir abrumado por la realidad que me ofrecen y la gran cantidad de cosas a las que puedo parar atención. En el Dezerter Bazaar, además, nada está modificado para que el turista se vaya con una historia que contar. Este mercado se remite a ser un mercado, no a ser un circo para turistas. Veremos qué pasa de aquí una década, cuando posiblemente Tbilisi sea una ciudad el doble de turística.
4. Churchkhela: un producto del día a día.
Por lo que he podido ver, el churchkhela es más que un souvenir sobreexplotado. En Georgia, este dulce alargado de nueces y cubierto con mosto de uvas, es un producto del día a día. En el Dezerter Bazaar encontraréis diferentes puestos en los que comprar churchkhela.
5. Logística.
Esta parte grande y cubierta del mercado es donde se ponen los camiones que llegan al mercado para descargar. Nos metimos allí pensando que era una parte más del mercado pero en verdad era un lugar repleto de gente moviendo cajas y organizando el tinglado, por lo que dimos media vuelta.
6. Oh, chacha.
Cuando os hablé en el post de Tbilisi sobre comprar chacha artesana, me refería a esto. En el Dezerter Bazaar se puede comprar todo tipo de chacha, embotellada artesanalmente en botellas de plástico, que anteriormente alojaban otra bebida. Tuve el placer de probarla con un anciano jugador de ajedrez que había jugado con el legendario Kasparov, algo que no voy a olvidar nunca. La chacha es más fuerte que el mismísimo vodka. Como podéis ver, la escriptura en cirílico también es común en Georgia.
7. Materia prima.
Lo que me gusta de mercados como el Dezerter Bazaar es que se pueden conseguir productos directamente desde el lugar de origen, ya que es un sitio en el que muchas personas venden lo que es propio de sus cosechas o bien de sus granjas. El número de intermediarios entre el productor y el cliente son mucho menores que en la mayoría de los sitios en los que estamos acostumbrados a comprar. Además, la variedad de productos es bastante grande.
8. Ciertamente laberíntico.
No es difícil perderse en un lugar como este. No es un mercado gigantesco pero tiene sus callejuelas, la siguiente con aún más estímulos que la anterior, algo que puede contribuir inevitablemente a que bajes la guardia y te pierdas. De hecho, la esencia del mercado es esta, ir recorriéndolo hasta que no tienes ni idea como has acabado donde estás.
9. La afición georgiana por las cosas que cuelgan.
Por lo que vemos no se remite al churchkhela la tendencia que tienen los georgianos a colgar los alimentos. Os parecerá una chorrada pero esta es una estampa que he visto bastante por allí.
10. Rincones únicos
El mercado tiene muchos lugares en los que uno puede darse de bruces con la realidad más cotidiana de Tbilisi. A muchos les parecerá trivial, pero para mí, lugares como el que aparecen en la foto son la esencia de viajar, el poder ver lo más recóndito. Por muy poco estética que parezca una chimenea de una fábrica o unas cajas amontonadas, el viajar para mí es esto: los últimos lugares que aparecerían en una Lonely Planet.
11. Más allá de la comida.
En los aledaños del Bazaar hay todo tipo de tiendas con una gran variedad de útiles, como esta pequeña tienda, que por las pistas que nos ofrece quizás venda diferentes tipos de colchón.
12. Básculas, frutos secos y un bigardo georgiano.
Estampas como esta están en todas partes del Bazaar. Me podría pasar un día entero fotografiándolo y lo que saliera de ahí sería un tesoro a nivel gráfico. Fijaos en qué manera de almacenar unas básculas que ya no se usan (o quizás sí). Seguramente no me equivoco si os digo que son de la época soviética.
13. La mujer de los cerdos.
Esta foto es de la parte interior del Dezerter Bazaar, donde se encuentran los puestos de venta de carne. Georgia es un país en el que se consume mucha carne y donde no hay restricciones de cara al cerdo. De este tipo de paradas me llaman mucho la atención los iconos religiosos que hay colgados en la pared. Si los iconos fuesen islámicos ya os digo que lo que se vende no sería lo mismo.
14. Salvoconducto divino para el día a día.
Este tipo de iconos son una devoción personal. Me parece increíble cuando algo que se presume sobrenatural se entrelaza con lo cotidiano. Esta foto está muy cargada simbólicamente: Icono de San Jorge matando al dragón (en la parte de abajo), un calendario ortodoxo georgiano de 2013 (foto de 2020), un icono de la Virgen con unos colores preciosos… Estampas como esta se repiten contínuamente por el Bazaar.
15. Frutería con TV analógica.
Debo decir que admiro mucho a estas vendedoras, ya que me parece un ejercicio gigantesco de estoicismo el tener que aguantar todos los días el frío invernal que hace en Tbilisi. Desgraciadamente, verás a mucha persona mayor trabajando, ya que las pensiones son irrisorias. Recuerdo una mujer de unos setenta años, de rodillas, lavando a mano unas escaleras que llevaban al interior del mercado. Su espalda debía estar hecha polvo.
16. La omnipresencia de las casas de cambio.
Algo que resulta raro para los occidentales es la gran cantidad de casas de cambio que hay en países como Georgia. Las casas de cambio siguen siendo un negocio particular y no una gran empresa o banco, tal y como estamos acostumbrados a ver en España. Las casas de cambio en Georgia apenas se llevan comisión. Nada que ver con los estafadores de aquí.
17. La belleza del alfabeto georgiano.
Pocos idiomas me han despertado tanta admiración como el georgiano. Me parece un insulto que un idioma tan gráficamente bonito no sea conocido a nivel mundial. Es cierto que lo hablan menos de cuatro millones de personas, pero igualmente, creo que se debería de conocer más. Para los que nunca lo han visto antes, el georgiano puede parecer incluso un alfabeto del subcontinente indio.
18. Panadería enfrente del mercado.
Las panaderías como esta son comunes en Tbilisi. Cuando me refiero a panadería cabe entender que no es la misma concepción que las que tenemos en España. En Georgia, más allá de vender dulces y pan, centran más la venta a comida salada. Es común encontrar khachapuri u otras delicias como el lobiani, comidas fáciles de preparar que se venden a precios asequibles y con los que puedes saciarte perfectamente.
19. Georgia a primera mano.
Viajar a una ciudad y no visitar alguno de sus mercados es para mí un sacrilegio. Los mercados constituyen un cara a cara con la cultura de un país. Entendiendo la dieta de un país se pueden comprender muchas cosas sobre este. Aquí podemos ver una vendedora aguantando el frío estoicamente, mientras yace al lado de su parada, en la que podemos ver los famosos churchkhela colgando e incluso algo de queso.
20. A la espera de algún despiste.
Es común ver gatos en el Dezerter Bazaar, quienes yacen a la espera de cazar algo de comida, derivada del despiste de algún vendedor.
21. El pescado: poco común.
Si tengo que ponerle alguna pega al Dezerter Bazaar es la falta de una parte donde se vendiera pescado. Es cierto que en dos o tres paradas se puede comprar pescado, pero no era lo mismo que en otros mercados que he estado, como el Piața Centrală de Chisinau, que contaba con una parte repleta de paradas de pescado. Me extrañó que no la hubiera, ya que Georgia es un país que tiene acceso directo al mar.
22. Testigo pausado del ajetreo diario.
Fijaos en esta furgoneta. ¿No es chula? Lástima que tuviese las ruedas pinchadas. Últimamente estoy mirando furgonetas para poder camperizarme una, y esta precisamente no me iría mal.
Y bueno, aquí tenéis mi pequeño reportaje fotográfico sobre el Dezerter Bazaar, sin duda mi lugar favorito de Tbilisi. No dudéis ni un segundo en pasaros por aquí si visitáis la capital georgiana. Además, está al lado de la Estación Central y se puede llegar fácilmente en metro desde el centro de Tbilisi. De verdad que os digo que es un lugar que no te deja indiferente de ninguna forma.
Nos vemos en el próximo artículo. ¡Muchas gracias por leerme! 🙂